ASPIRANTADO
Es el tiempo en que la joven, que siente la llamada de Dios a la vida consagrada, en el Instituto de Hermanas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada, vive un acompañamiento personal y grupal, clarifica las motivaciones que la atraen a la vida religiosa franciscana, profundiza su proceso de crecimiento humano, espiritual y hace experiencia comunitaria.
En esta etapa del Aspirantado, la joven iniciará su proceso de discernimiento en el Instituto, teniendo una duración mínima de 6 meses. Será competencia de los Superiores Mayores designar el lugar según juzgaren conveniente.
Al finalizar la etapa, la hermana acompañante emitirá un informe a la Superiora Provincial/Regional junto con la petición para el ingreso al Postulantado.
Favorecer el proceso de maduración humano – cristiano y acompañar el camino de discernimiento vocacional de la candidata, a través de instrumentos y medios necesarios para despertar en la joven su conciencia, ante los signos de una posible llamada de Dios, a la vida franciscana reparadora.
POSTULANTADO
En esta etapa se da continuidad al discernimiento vocacional en el seguimiento a Cristo. Por esta razón, toda actividad debe estar en función del mismo; en donde la joven se forma integralmente y continua la experiencia de vida en comunidad, acompañamiento y crecimiento personal, a fin de seguir purificando sus motivaciones. Por otro lado, es el tiempo donde se fundamenta: los conocimientos básicos para una cultura general, las bases de la vida cristiana, el conocimiento básico del carisma reparador y espiritualidad franciscana.
Esta etapa tiene una duración de dos años y se llevará a cabo en la casa de formación establecida.
Objetivo:
Fortalecer el conocimiento vocacional de la Postulante desde una formación personalizada, experiencial e integradora, para definir la opción de vida e irse identificando con nuestro carisma reparador y espiritualidad franciscana.
NOVICIADO
El Noviciado, es la etapa donde la hermana comienza la vida en el Instituto, tiene una duración de 2 años, en este proceso debe cultivarse la esencia de la vida consagrada, clarificando las motivaciones primeras, ayudando a la hermana a dejarse guiar por el Espíritu. La formadora acompaña y orienta, para que descubra el paso de Dios en su vida y sintiéndose valorada, amada, acogida, logre comprender su opción vocacional como camino de santidad. Se identifica con el Carisma de Adoración, Reparación y Servicio, asumiendo nuestra Espiritualidad Franciscana.
Lograr que la hermana dentro de este proceso vocacional, tenga una experiencia fuerte con Él Amado, se identifique con los sentimientos de Cristo, asuma su historia personal desde el amor misericordioso de Dios, que le ha llamado a compartir su vida, desde la vivencia de la Eucaristía y convencida de este amor, abrace los consejos evangélicos en nuestro Instituto.
JUNIORADO
Etapa en la que la Hermana Juniora continúa, profundiza y completa su formación inicial durante seis años, expresada en tres fases: Sistemático, de un año en una fraternidad apropiada, designada por los Superiores Mayores; Asistemático, de cinco años en las diversas Fraternidades, donde la obediencia le asigne; y, de seis meses de preparación para emitir sus Votos Perpetuos, en una Fraternidad determinada para este fin; le acompaña en su proceso formativo una hermana designada por los Superiores Mayores.
La Hermana Juniora, en esta etapa, afianza el amor a Dios y al hermano en su opción vocacional como consagrada, con la espiritualidad franciscana y el carisma de Adoración, Reparación y Servicio, legado por nuestra Madre Fundadora, María Francisca de las Llagas Cornejo Pazmiño; adquiere la madurez en todos los aspectos; se capacita en su autenticidad de vida, preparándose a nivel espiritual y académico, para responder a los nuevos desafíos de la Iglesia, el Instituto y la sociedad actual; se ejercita en la vida fraterna y apostolados, aceptando con fe y corresponsabilidad las obediencias designadas por sus superiores como voluntad de Dios; desarrolla las virtudes humanas, cristianas y religiosas con creatividad, sencillez y humildad, para ser signo creíble en el mundo; se esfuerza por ser contemplativa en la acción.
Lograr que las Hermanas Junioras, por su consagración a Cristo Pobre y Crucificado, sean capaces de vivir una intensa y profunda experiencia de Dios, en comunión con las hermanas de la fraternidad, con sentido de pertenencia al Carisma y espiritualidad del Instituto, respondiendo a los desafíos, urgencias eclesiales y apostólicas del mundo de hoy, según los signos de los tiempos, durante todo el proceso de formación temporal y preparación a los Votos Perpetuos.
FORMACION PERMANENTE
Es el período que sigue a la profesión perpetua. Suele describirse como la edad adulta, tiempo del establecimiento de un estilo de vida. La persona, a través de las opciones existenciales ya tomadas, ha encontrado su modo peculiar de ser, de pensar, de actuar y de vivir. Es un momento lleno de significado, para el crecimiento hacia la plenitud vocacional y despliegue de potencialidades. Etapa, en la que aprendemos a superar la dispersión y el deseo de afirmación de nosotras mismas, tiempo en que nos orientamos con energía hacia la unificación personal, la claridad de intenciones y la opción por lo esencial.
En este ciclo vital, caracterizado por un especial atractivo hacia la maternidad, nuestra feminidad se abre a una acogida amplia y la virginidad consagrada se hace opción consciente y espiritualmente enriquecedora. Es un tiempo de creatividad y de disponibilidad para el Instituto y para la Iglesia.
En esta etapa, las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada, estamos llamadas a vivir nuestra consagración en libertad y a toda prueba, con un Carisma Reparador, abiertas a responder a las necesidades del mundo actual.
Estas posibilidades no se cierran con la edad, sino que crecen y maduran con los años.
Acompañar a la Hermana Profesa Perpetua, a vivir su opción primera, a la luz del Evangelio y de la inspiración carismática, para que camine y crezca hacia la plena madurez de su donación, manteniendo vivo y actualizado el compromiso adquirido en la profesión.
PAZ Y BIEN
Cristo te llama.
Hermanas Franciscanas de Ecuador