¡Oh Dios! Padre de misericordia, Tu que te complaces en habitar con los rectos y sencillos de corazón, elegiste a tu Venerable Sierva de Dios María Francisca de las Llagas para qué, encendida en caridad, hiciera de su vida un holocausto de adoración y reparación por profanaciones y sacrilegios de la Santísima Eucaristía, atiende misericordioso nuestra suplica para qué, como ella, busquemos en todo y siempre adorar y amar al Señor que quiso estar con los hombres hasta la consumación de los siglos; y alcancemos, por su intercesión, las gracias que recabamos de tu bondad. En nombre de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria…